viernes, 15 de julio de 2011

Pensamiento actual de la oposición en la Argentina-Ispani


Pensamiento actual de la oposición en la Argentina, donde la descolonialidad parece una utopía


Me intriga ver como la gente puede tener tantas y distintas lecturas acerca de algo. Y me llama la atención más aún, cuando estas lecturas comienzan a distorsionarse. Me pregunto cómo a veces podemos analizar temas no tan graves, y dejar de lado temas absolutamente relevantes, trascendentales, trágicos. Un ejemplo para aclarar el punto: supongamos que un ladrón entra en mi casa, me golpea brutalmente, y se roba absolutamente todo (desde dinero y electrónica hasta electrodomésticos y un par de zapatos), y cuando por fin se da a la fuga, por lo único que yo me lamento es por el par de zapatos, y ni siquiera me cuestiono el tema de los golpes y de los cientos de miles de dólares perdidos. Si esta fuera mi real postura me arriesgaría a decir que rayaría la locura.
A partir de aquí quisiera dar comienzo al desarrollo de lo que para mí es un claro efecto del pensamiento colonial. Es decir, al comunicar nuestra opinión en cuanto a nosotros como sociedad, como nación, obviamos los sucesos más graves por los que pasamos. A saber:

Como todos sabemos, desde el año 1500, con la llegada de los colonizadores europeos, toda América sufrió en carne propia el impacto de la invasión, y ya nada fue como antes. Malos tratos, cambios de cultura, de religión, trabajos forzados obligados, hicieron que gran parte de las poblaciones nativas llegaran casi a su extinción. Los bienes naturales de nuestras tierras fueron arrasados y expropiados.
Siglos más tarde, se fueron los españoles y llegaron los ingleses. La política del gobierno de Gran Bretaña avalaba los empréstitos fraudulentos a países Americanos. Argentina estuvo casi 75 años para pagar una deuda llena de trampas con intereses escandalosos.
A partir de la década del 70, la deuda externa Latinoamericana creció de una manera exorbitante. Bancos Europeos y estadounidenses, con grandes depósitos de divisas provenientes de países exportadores de petróleo, comenzaron a ver como buenos clientes a los países latinoamericanos, entre ellos a la Argentina por supuesto, que manejados en su mayoría por dictaduras, no tendrían que responder ante la prensa ni la oposición. De 7.000 millones de dólares que se debían en 1975, se pasó a deber 80.000 millones a fines de 1983.
Hoy en día tenemos una deuda imposible de pagar. Los ciudadanos debemos sufrir ajustes en nuestra calidad de vida debido a esa deuda, la cual es de origen ilegal.

Entonces, se connota cierta incongruencia cuando opinamos casi hasta el hartazgo acerca de que el centro de nuestro gran problema se basa en la inflación, en el lucro de los derechos humanos, en pelear con el campo, en el clientelismo político, etc. Por supuesto que todas estas realidades son absolutamente repudiables, pero sería hipócrita de nuestra parte darnos el gusto de decir que lo que estamos viviendo hoy es una de las peores cosas que le pasó al país en su historia. Y así lo muestra parte de la oposición.

Nos interesan un montón de cosas, pero no nos importa demasiado saber por qué estamos dónde estamos, ni qué pasó. Por supuesto que somos responsables de nuestro presente, pero cabe decir que desviamos la mirada cuando alguien nos trae la idea de que a aquellos a los que vemos desarrollados, a los que admiramos y adulamos, son los principales responsables de que hoy nosotros no tengamos ese desarrollo que tanto deseamos. Y más aún: para que ellos estén donde están, resulta necesario ubicarnos donde nosotros hoy estamos. Es decir, para que haya un país productivo, industrializado, y rico; debe haber otro país pobre, y explotado.
Y todo tiene que ver con esta jerarquía de paradigmas, que sustenta estos discursos casi monótonos con el que narramos las problemáticas políticas, económicas, sociales y culturales a nivel nacional, y que parecería ser el resultado de enfoques euro-centrados e intra-modernos. Analistas políticos, periodistas, empresarios, profesionales, entre otros, analizan la situación social actual de la Argentina desde un pensamiento en donde está instaurada una jerarquía cultural determinada. Esta forma de pensar naturaliza la reproducción de modelos en donde es normal ver explotados y dominados.

Y nosotros, los que no pertenecemos a esta elite de intelectuales, al menos por ahora, también pensamos inmersos en la colonialidad, poniendo la lupa en temas actuales que nos son impuestos principalmente desde la agenda de los medios de comunicación, con fines distractivos, para así ocultar de forma sistemática el origen de la problemática actual.

Conclusión:

Es menester desjerarquizar los paradigmas ¿Hasta qué punto nos penetra este pensamiento colonial? La colonización ha sido superada, ¿lograremos la descolonialidad?

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