viernes, 26 de marzo de 2010

Razones y sinrazones de este espacio...

Desde las aulas del subsuelo de Ciudad Universitaria, dentro de la cátedra Lagorio de la materia de Ciencia política, creamos este espacio pensando en potenciar la relación e interacción entre alumnos, docentes y autores vistos en la cursada. El objetivo es lograr un intercambio dinámico donde las reflexiones y puntos de vista se entrelacen en un ida y vuelta enriquecedor.

"Antes de que se produzcan los grandes acontecimientos en una ciudad o en una provincia, surgen señales que los pronostican, o también hombres que los profetizan". Maquiavelo, "Discurso sobre la primera década de Tito Livio"

TP Conte

CON OTROS OJOS

 

  Cuando el Dublín Herald me solicita que cubra los acontecimientos que se provocaron en la República Argentina, presentí que sería difícil y peligroso, a sabiendas que en esta clase de países subdesarrollados, no es fácil la comunicación racional.  Fue justo en el cambio del siglo.

  A mi sorpresa, luego de llegar  a la ciudad capital, cuando me encontraba caminando por los alrededores del Hotel Sheraton, donde me estaba hospedando, observé a un joven de aproximadamente 30 años, que esperaba la salida de su ómnibus y a mi sorpresa, se me acerca y me pregunta, que era lo que llevaba en mi mano, ya que no entendía porque hablaba con un aparato.

  Le expliqué que era un grabador de voz, mi herramienta de trabajo, y si me fuera robada, perdería el esfuerzo de varios meses de investigación; así que le ofrecí dinero para que no me lo hurte.

  El joven ofendido se alejó de mí, al ver su desagrado, me disculpé.

  Al encontrarme seguro me animé a entablar una conversación.  Se llamaba Ceferino y esperaba para  partir a su lugar de origen, ya que hacía mucho que no regresaba.

  Le expliqué que mi trabajo era recopilar información sobre el país que nos encontrábamos, y él accedió a contarme su vivencia, encendí mi grabador y relató lo siguiente:

 

  Yo soy oriundo de Guaraníes, República de Paraguay, marca entre Formosa y Asunción.  De pequeño, vivo con mi tribu, pero a la muerte de mis tatas, elegí conocer la civilización (los tatas estarán Malos1  por esto).

  Crucé el Puente Remanso, una noche sin luna, con una balsa de troncos que me dejaron vivir. A la puesta, me encontré un nuevo cacique que siempre nos esperaban para trabajar.

  Me di cuenta que algunos se juntaban con el cacique  y conseguían más comida, entonces aprendí. Yo quería llegar al centro y por eso me acerqué más a mi nuevo cacique. Tenía que conseguir los papeles para poder llegar de día.

 

 

(1)   enojado opositor

 

 

  Un civi2 bueno me ayudó y por eso fuimos leales.  Me contaba que en el Centro llovía y no podía creer como lo sabía ya que en mi tribu solo viendo el agua caer podíamos creer.

  Me dijo que su Máma vivía allí y allí fuimos.

  El viaje fue largo y cuando casi llegábamos vi. el 1° Ritual.  Los civis tocaban en cada esquina. Le pregunte a mi compañero que instrumento era y me dijo Cacerolas.

  Llegamos de su máma y estaba feliz por vernos, pero preocupada por el ritual, porque muchos años atrás, cuando había rituales los caciques se nombraban solos, entonces dijo que el cacique anterior entendió lo que querían los civi, y se lo dio.  Pero los civi no sabían o no le importaba, que le quitaban; y ahora cambio el cacique y este les dejo de dar, porque no había nada.

  El nuevo cacique era malo del anterior, pero ahora él tenia más malos, incluso a los civi.

  Yo no entendía como los civis eran malos con el cacique, porque en la tribu los indios cuidan a los caciques, y el cacique cuida a los indios, pero aquí no era así.  Hasta el 1° ayudante del cacique era malo, y dejó a los civis.

  Pensé que era raro que el cacique no se haga querer, porque todos los caciques deben ser queridos por su tribu.

  El cacique y el 1° ayudante eran de diferentes tribus, quizás por eso no fueron leales.  Aquí todos los civis son de diferentes tribus y entre todos eligen su cacique; no como en mi tribu que el cacique es el más viejo.

  Aquí los caciques tienen ayudantes y estos deciden cuanto pagar el trabajo.  Van cambiando y este cacique eligió un ayudante del anterior, no entendí porque si antes eran malos.  ¿Será por esto que los civis hicieron el ritual?

  Aquí cuando el cacique se equivoca los civis hacen rituales y son malos entre ellos,  se roban y lastiman hasta la muerte. Muchos murieron y cuando el cacique dejó de serlo fue juzgado por esto.

  Entendí que iba a ser difícil vivir con los civi, así que empecé a planear mi regreso; busqué trabajo pero nadie lo compartía porque era muy preciado. En la casa donde vivía entendímo sabían de la lluvia, un aparato que hablaba todo el día y otro que también se veía, se lo decía.

  El cacique dejó a los civi, ya no tenía como cuidarlos o quizás no sabía como hacerlo, él se fue por los techos.

 

(2) oriundo-ciudadana/os-pueblo

 

  En el aparato que se veía los civis esperaban al nuevo cacique y al otro día ya lo tenían.

  Así es mi historia y espero que le sirva para su trabajo, dijo Ceferino

 

  Yo le pregunté qué fue lo bueno de esta historia de vida, y él me dijo, que lo que más valoraba era que en estas tribus elegían sus caciques y esperaba enseñarlo en su tribu.

  El aborigen partió en su ómnibus y yo regresé a mi hotel. Me hubiese gustado la opinión del aborigen, ya que la semana siguiente habían cambiado 5 caciques en una semana.

  Luego de este viaje me asombra la racionalidad que tuvo Ceferino, ya que coincido con su apreciación sobre el valor de la democracia.

 

 

PUENTE

REMANSO

 

1

 


TP Silva-Rodriguez

Habiéndome encontrado camino hacia el nuevo continente, la mismísima América, más precisamente a Argentina en Sudamérica; se me fue encomendada la tarea de, como corresponsal, describir los acontecimientos próximos a ocurrir en el sur de dicho país con la denominada “Conquista del desierto, una cruzada que llevaría a cabo el ejército argentino encabezado por el General Julio A. Roca.

Llegado al lugar me remití a identificarme en una dependencia como corresponsal que era y pedir todas las habilitaciones posibles para mi libre circulación por todos los terrenos y posibilidad de entrevistar a todos los actores de los hechos a acontecer.

Estando en la dependencia me entrevisté con un Teniente quien me trató muy amablemente; y aquí quiero detenerme para hacer una primera observación sobre estas personas; su vestimenta era de militar y estaba prolijamente presentada, como se puede encontrar en Europa, su vocabulario era muy correcto y cortés, se notaba que era una persona con estudios, de tez blanca y cabellos de color negro bien corto, una barba bien cuidada y su estatura era del promedio normal de un hombre europeo y permítame el lector dejar por el momento la descripción de estos hombres hasta aquí, con la promesa de que más adelante entraré en más detalle sobre su forma de vida.

Y ahora sí, volviendo a la entrevista, tengo que decir que él me preguntó de dónde venía, cuál era el interés que tenía sobre esta historia, cuánto tiempo pensaba quedarme y tantas otras preguntas de rutina. Luego de esto me concedió, como yo esperaba ocurriese, todos los derechos a los petitorios que había hecho oportunamente y los cuales ya he descripto anteriormente.

Mi primera noche la pasé en una tienda de la campaña, la cual me fue otorgada con la mayor de las comodidades, siendo esto orden directa del Teniente. Al amanecer del otro dia, bien temprano, me desperté y tomé mis cosas, ya que había tomado la decisión de comenzar mi estudio del lado de los aborígenes dueños (u ocupantes) de la tierra en disputa.

Llegado el mediodía, luego de casi siete horas de cabalgar divisé a lo lejos una serie de tolderías en la llanura, mientras me estaba acercando pude ver que desde allí venían cuatro jinetes y en apenas unos minutos estuvimos frente a frente, ellos me rodearon quedando yo en el medio, comenzaron a hablar y gesticular entre ellos a lo que no podía entender nada ya que era una lengua totalmente desconocida para mí. Luego de unos segundos haciéndome gestos entendí que pretendían que me bajase de mi caballo para aparentemente requisarme, así que viéndome en obvia desventaja de uno a cuatro, accedí a este petitorio y fue así que uno de ellos descendió de su caballo, mientras que los otros observaban con mucho detenimiento y listos para repeler cualquier intento de ataque de mi parte. Esta se me acercó y comenzó una requisa de mis bolsillos y mi pequeño bolso, sin descubrir nada que fuera peligroso, salvo en mi bolsillo inferior donde guardaba una pequeña pistola que rápidamente se guardaron, luego encontraron en mi bolso mi navaja, la cual siempre me ayudaba y nunca olvidaba pero lamentablemente esta también fue a parar a sus manos, otra cosa que les llamó la atención fue mi pluma pero al parecer sabían que ésta no representaba ningún peligro y entonces me fue devuelta.

Terminada la requisa me indicaron que los siguiera y así escoltado por ellos llegué a las tolderías donde se encontraban los demás.

Una vez allí fui llevado a una de ellas, donde se encontraban el que aparentemente, luego corroborado, era el cacique (un anciano muy entrado en años), el chamán, dos consejeros y un traductor, quien para mi sorpresa entendía muy bien el español, no así el ingles de mi tierra, pero por mi conocimiento del español nos pudimos comunicar bastante bien.

En esta reunión les expliqué cuál era el motivo de mi visita y les aseguré que venía en paz y con la sola intención de observar el estilo de vida que practicaba su pueblo y que no pretendías que aprender de su cultura, para llevarla a mi país, y hacerles llegar algo de la cultura de la tierra de la cual vengo. Ellos, desconcertándome, accedieron fácilmente a esto.

Allí estuve varios días y ahora sí quiero comenzar a detallar su forma de vida. Comenzaré por una descripción física donde puedo observar que es impresionante su dimensión, ya que son casi el doble de una persona promedio, de tez oscura quemada por el Sol, cabellos mal arreglados, algunos de ellos con barbas largas y muy desprolijas, pero sin dudas lo que más me sorprendió fue su altura, eran verdaderamente enormes, una fisonomía descomunal; en fin, continuando con la descripción, debo decir que su vestimenta era muy rudimentaria, básica, diría incivilizada, llevaban puestos unos harapos hechos con cuero de algún tipo de animal de la zona, y era indistinta tanto para hombres como para mujeres.

Tenían, según me explicaron, distintos idiomas que se relacionaban unos con otros y que dependían de las zonas y etnias existentes pero que el predominante era el Tshoneka.

Respecto a su organización social debo decir que se relacionaban en agrupaciones integradas por nexos de parentesco y que tenían un territorio específico de caza y recolección, aunque sus límites estaban establecidos de una forma muy vaga y poco confiable, ya que se basaba en alguna loma, una hondonada o un árbol importante. Si alguna agrupación no podía solventarse con su propio territorio debía pedir permiso a agrupaciones vecinas de la misma etnia para aprovechar sus recursos, cualquier tipo de transgresión a esto implicaba inevitablemente la guerra. Vivían en tolderías que ellos llamaban “aik” o “aiken” y si bien no estaban estables en un solo lugar, lo que si tenían en cambio era una especie de ruta o circuito que los ubicaba de acuerdo a cada estación; estos movimientos eran realizados por toda la agrupación en sentido Oeste-Este.

Entre sus creencias religiosas, no institucionalizada ni vertical como las existentes en el resto del mundo; estos creían en Kóoch quien ordenó todo el desorden del universo y creó a El-lal (Elal) un héroe -fuerte, sabio, benéfico- quien creó a los Tehuelches y los civilizó revelándoles el secreto del fuego e inventando el arco y la flecha.

Su sistema se basaba en mitos y ritos, además tenían la existencia del denominado chamán, quien era el encargado de la práctica de la medicina, la cual ejercía, según sus creencias, con la ayuda de los espíritus.

Otra cosa curiosa que llamó mucho mi atención fue que los matrimonios debían efectuarse con mujeres de otras etnias para asegurar la interrelación entre las distintas etnias, y esto se conseguía a través de trueques, pero muchas veces lo que ocurría era que las mujeres fueran robadas y claro está, esto llevaba al comienzo de una guerra interétnica.

Aquí en estas tierras estuve varios días y déjeme el lector hacer un comentario sobre el viento o xoshem como lo llaman ellos, que es muy fuerte y casi constante por aquí, que si pusiéramos un molino este no pararía casi nunca. Habiendo hecho este comentario, y volviendo a donde me quedé, decía que estando varios días con ellos vi que tratan de respetarse bastante entre ellos y por sobre todo a aquellos que no pertenecen a sus etnias, sin querer ocupar más tierras de las que hoy conservan y son todo su territorio legado por sus antepasados.

Seguramente me podrán decir que cualquier inconveniente que tenían siempre terminaba en guerra, pero déjenme decirles que en general eran respetuosos, y quizás el mayor conflicto por el cual llegaban a la guerra era el secuestro de mujeres para los posteriores casamientos.

Ahora mi reflexión es la siguiente: son acaso incivilizados o bien son civilizados de forma diferente a los europeos. Una vez finalizada mi investigación les hice saber que me iría bien entrada la mañana del dia siguiente; a lo que ellos resolvieron realizar una gran fogata y se realizaron muchos rituales, hubo música y bailes de su cultura a los que fui invitado de realizar. Y así en el medio de una gran festividad se terminó mi tiempo en compañía de esta gente maravillosa que había tenido el agrado de conocer en esa ocasión.

Pasado el mediodía llegué nuevamente al campamento del ejército que aún estaba en preparación para realizar la ofensiva planeada y por la cual yo no tenía plena conciencia ni conocimiento de cuales eran los motivos precisos para la realización de la misma. Como al parecer no quedaba mucho más tiempo y estaba casi todo listo, comencé rápidamente con mis investigaciones y como le prometí oportunamente al lector y la palabra empeñada para mí es muy importante, vuelvo con la descripción de la sociedad de los llamados “criollos”.

Aquí, quiero decir que su sistema de gobierno es el de una república representativa con un sistema presidencialista elegido de forma democrática a través del voto de las personas habilitadas para hacerlo y estos eran sólo los varones mayores de dieciocho años, quedando fuera obviamente todas las mujeres y los hombres pertenecientes a razas inferiores como los aborígenes, los gauchos y algunos otros que no fueran considerados hombres civilizados, los que no fueran criollos. Cabe destacar una particularidad bastante triste en esto y es que ese voto no era secreto sino que era a viva voz y el sistema realmente tenía muchos problemas de fraude, donde se amenazaba de muerte a quienas iban a votar o simplemente cuando llegaban, alguien decía en lugar de ellos a quien votaba y esto demuestra un verdadero atraso en la política de este país. Las disputas por el poder eran demasiado grandes que no hace mucho este país se vio envuelto en una terrible e impiadosa guerra civil entre los llamados “federales” y “unitarios” y el baño de sangre fue inmenso y es así que uno se pregunta si somos tan civilizados como pretendemos ser.

Aquí la violencia era mucho más evidente y sus motivos iban desde una cuestión política, una cuestión de negocios, por mujeres y por otras tantas cosas que resultan ser pequeñeces.

Bueno, ahí que decir también que el poder estaba concentrado en un pequeño grupo con un poder adquisitivo muy importante y que al resto de la población sólo le quedaba obedecer las decisiones tomadas por este poder gobernante y sin, hasta el momento, levantar su voz contra este sistema injusto de gobierno de beneficio para unos pocos y miseria para la mayoría.

Ahora bien, quiero pasar a observar sus costumbres y forma de vida como sociedad; sus vestimentas eran muy variadas y esto se debía a los distintos estratos sociales existentes, las ropas de la mayoría de la población eran sencillas pero casi siempre bien arregladas, la descripción detallada de estas sería una perdida de tiempo y hostigamiento hacia el lector ya que estas son ropas que se ven en todos los pueblos europeos. La gente de clase alta viste ropas muy elegantes traídas directamente desde las grandes tiendas de Europa.

Su educación es bastante básica para la mayoría; el idioma oficial es el español ya que este país fuera una colonia del reino español. De dicho reino obtuvieron sus creencias religiosas basadas en el cristianismo. Su población no era mucha con respecto a su territorio más bien hay que decir que les sobraba territorio, la gran parte de su población estaba concentrada en unas pocas grandes ciudades como Córdoba, Rosario y, obviamente, su capital la ciudad de Buenos Aires, que era considerada la capital europea en América, por sus rasgos similares a los que se encuentran en el viejo continente.

Su actividad económica está basada en un sistema llamado “agroexportador” y ellos mismos suelen llamarse “el granero del mundo”, este sistema es el que permite la disparidad de niveles sociales que anteriormente le hice observar al lector con una descripción precisa y sin demasiada extensión.

Habiéndole acercado esta pequeña descripción al lector sobre esta sociedad debo decirle que, luego de estar unos días, al fin pude tener la precisión del motivo que desataría los hechos de violencia que se sucedieron; y aunque parezca tonto esto fue así, y está plenamente confirmado, lo que inició esto fue la disputa de dos metros cuadrados de tierra que ambas sociedades se atribuyen como propios y no habiendo llegado a un acuerdo, mas allá del propuesto por los Tehuelches de dividir estos dos metros de tierra, un metro para cada uno, el estado argentino de los criollos se había empecinado en que esas tierras le pertenecían y que pelearía por ellas hasta las ultimas consecuencias y que si era necesario recurrir a la guerra esta se iniciaría sin ninguna vacilación; pero que si se llegaba a la guerra sería por la obstinación de los Tehuelches y que el Estado en ese caso y para evitar cualquier tipo de conflicto futuro iniciaría una cruzada con el objetivo de reducir a nada a los conflictivos y salvajes e incivilizados Tehuelches sin ninguna piedad por la vida de ninguno de ellos, ni de mujeres ni niños, nada. La violencia sería tal que no quedaría ninguno con vida desterraría para siempre a los Tehuelches de la faz de la tierra y no dejaría ningún rastro de que allá existido su cultura alguna vez en algún lugar de la Argentina.

Y es así que cabe hacerse la pregunta de ¿qué es la civilización? O, ¿quiénes son civilizados y quiénes no?

Quiénes fueron los vencedores en esta guerra, los civilizados o los incivilizados, eso sólo la historia y quienes la interpreten lo dirán. Yo por mi parte tengo mi opinión formada pero no la daré en esta oportunidad para no inducir a nadie en su pensamiento ya que es preciso que cada uno vea los acontecimientos y realice su propio análisis y saque las conclusiones que crea son las adecuadas.

Sin más, me despido de todos los lectores y agradezco a todos los que colaboraron con este trabajo.

Atte Gulliver.

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TP Castro-Brinville

Querido lector:

                        He referido la esencia de las varias conversaciones que tuve con un presidente, Don Fernando, durante la mayor parte del tiempo que me ocupó el honor de estar a su servicio; pero, en gracia a la brevedad, he omitido mucho más de lo que he consignado.

   Podré decir de él, que es un hombre con cuerpo enfermo y flojo, rostro delgado y cutis descolorido, esas son sus señales verdaderas. Era un ser exento de alegría y dolor; amor y odio; piedad y cólera: le dicen… el aburrido, o por lo menos, que no hace uso de otra pasión que un violento deseo de poder y títulos. Ni terco, ni con exceso en sus opiniones. No tiene alguna apariencia de astucia.

   Lo peor que de él se puede recibir es una promesa, especialmente cuando va confirmada por un juramento: -“Yo voy a terminar con esta fiesta para unos pocos” (se le escucha decir)  –“Viene un país distinto, del respeto, de las reglas claras, de la dignidad, del trabajo. Que va a educar a nuestros hijo, que va a proteger a la familia, que va a encarcelar a los delincuentes y corruptos”.

   Por momentos debo pensar que hace honor a su gastada memoria. Pues no es fácil pasar al olvido, que la gran mayoría de nuestra gente se veía obligada a vivir de manera miserable, trabajando todos los días por pequeños salarios para que unos pocos viviesen en la opulencia. Le expliqué que los ricos gozaban el fruto del trabajo de los pobres.

   Díjele que entre nosotros existía una sociedad de hombres educados desde su juventud en el arte de probar con palabras multiplicadas, como él: los abogados.

   Se ha ejercitado casi desde su cuna en defender la falsedad: cuando quiso abogar por la justicia fue para él tan necesario favorecer el fraude, el perjurio y bajo el nombre de precedentes… como autoridades para justificar las opiniones más inicuas.

   Describiré alguno de los métodos por los que un hombre puede elevarse a presidente: el primero, es saber usar prudencia de una esposa, hija o una hermana; el segundo, traicionar y minar el terreno al predecesor. El tercero, consta en mostrar -en asambleas públicas- furioso celo contra las corrupciones.  Don Fernando se hizo eco del segundo y el tercero. Don Fernando de la a se hizo eco del tercero, entonces no podía dar cuenta de nada de lo que quería

   En este lejano país, en el que los bribones capitalistas alcanzan un grado importante de desarrollo y en el que, desde el golpe de Estado de 1976 fueron aplicadas todas las recetas neoliberales (donde los habitantes no saben cómo conducirse en tales circunstancias), emergió con crudeza la realidad de un pueblo devastado, pero en lucha.

   La resistencia social se fue gestando a lo largo de los ’90, pero en éste diciembre de 2001 se llega a expresar en todo el territorio y abarca a las fracciones sociales excluidas del poder político. Causas o motivos sobran: la ambición, corrupción, ganas de ahogar o desviar el clamor de los súbditos contra su mala administración. En fin… las diferencias han costado muchas vidas.

   Desde mediados de esta década, comencé a observar cierta ruptura del interior de la clase dominante, que alcanzó su punto más alto en noviembre/diciembre de 2001.

   Luego del quiebre bancario, podría decirse que un sórdido animal al echar mano al  tesoro de otros, había atraído a toda la manada al lugar donde él aullaba alegremente.

   Los dueños de los dichos tesoros (tanto ahorristas como trabajadores, ya que se había dispuesto la bancarización forzosa de los salarios) comienzan a languidecer. No quieren comer, dormir, ni trabajar hasta recupera lo suyo. Se suma activamente a la protesta la fracción social que era justamente “seguidora” de Don Fernando y sus cómplices de la Alianza, las capas medias urbanas o pequeña burguesía asalariada y no asalariada. Lejos de replegarse frente al decreto del Estado de sitio y la convocatoria a las FFAA por parte del gobierno, y frente a los saqueos de comercios realizados por las fracciones más pobres, se movilizó alineándose con esas y otros sectores contra las políticas de Estado. En este momento no tienen la menor idea de libros ni literaturas. Nada puede alcanzar para comparar tales sensaciones y dichas, rabia e impotencia.

   Los hechos comenzaron el día 13 como respuesta a la expropiación bancaria, con una huelga general convocada por las tres centrales sindicales, y manifestaciones y cacerolazos dispuestos por organizaciones de pequeños empresarios. Ese día, comienzan los saqueos en el interior del país. Van aumentando día a día extendiéndose a todo el territorio nacional, los días 19 y 20. En esos días, en gran parte de las ciudades de este país, se ocasionan ataques a edificios públicos, motines y saqueos, que derivan en choques con la policía más cortes de rutas y de accesos a ciudades.

   El 19, Don Fernando decretó el Estado de sitio, lo que incrementó la disposición al enfrentamiento y la alineación entre las fracciones mencionadas.      Se produjeron multitudinarias manifestaciones a Plaza de Mayo y a las principales del país, pidiendo que se vaya el gobierno y los políticos (al grito de  “que se vayan todos”). Don Fernando, mientras  frotaba sus ojos me pidió que pellizque sus brazos y los costados para despertarlo, creyendo que todo era un sueño. Murmuraba:-“los bribones que he recogido me corrompieron a los demás hombres”. En esa lamentable situación avanzó, se sentó para descansar y pensar cuál sería su mejor partido. No se encontraba muy a gusto en tal situación. Mientras tanto, afuera se realizaron ataques contra bancos, empresas de servicios públicos privatizadas, edificios públicos y casas de funcionarios y políticos de la oposición oficial, lo que muestra que las masas ubicaron como enemigo al gobierno y a la cúpula de la burguesía. La situación derivó en enfrentamientos callejeros con la policía, el armado de barricadas en los barrios y cortes de rutas.

   El 20 las masas libraron su combate principal en el centro de Buenos Aires, armando barricadas y enfrentando a las fuerzas armadas gubernamentales, pero no sólo contra aquello sino también contra la política de Estado económica y toda expresión del sistema institucional político. Resultados: renuncian Don Domingo, y luego Don Fernando.

   Vale decir, que “el hombre es lobo del hombre”, ambicioso, violento, pasional, que siempre busca satisfacer sus deseos Se adueño de las calles. Se abrió, en definitiva, una nueva etapa en ese lejano país. Lo que era hasta ese momento una profunda crisis económico-social del modelo neoliberal, se transformó en una gigantesca y sombría crisis política. Los partidos que hasta ese entonces habían conducido desde el gobierno o la oposición la aplicación de dicho modelo, comenzaron a recibir un extendido rechazo de gran parte de la población. El repudio a quienes habían manoseado las representaciones políticas, irrumpió como necesidad en la búsqueda de mayor participación popular y renovación política en las instituciones. La sociedad civil, pide a gritos pactar, para llegar a la sociedad política, donde la voluntad general se manifieste como absoluta, inalienable e indivisible.

   Ya te he hecho, amable lector, fiel historia de mi viaje a aquel lejano país… en la que no me he cuidado tanto del adorno como de la verdad. Hubiera podido tal vez asombrarte con extraños cuentos inverosímiles, pero he preferido relatar llanamente los hechos, en el modo y estilo más sencillos, porque mi designio principal era instruirte, no deleitarte.

   Pero dejo los comentarios, y que el juicioso lector por cuenta propia haga observaciones y establezca analogía. Escribo sin pasión, prejuicio, ni malevolencia contra ningún hombre, cualquiera que sea. Escribo con el nobilísimo fin de informar e instruir al género humano.

                                             

Gulliver

                        Corresponsal extranjero de Dublín Herald

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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