viernes, 23 de julio de 2010

"Con la llegada del 25 de Mayo.." Gentile


Con la llegada del 25 de Mayo de 2010 se cumplieron doscientos años de la Revolución que instauró el 1er gobierno patrio.
Personalmente considero que uno de los hacedores de esta Revolución, el Dr. Mariano Moreno, haría un análisis de este bicentenario más o menos así:
Muchas cosas han pasado en este tiempo, que llevaron de la antigua conformación de aquellas Provincias Unidas del Río de La Plata a la actual de la República Argentina.
El creería que se ha avanzado notablemente en la participación e inclusión de todos los ciudadanos comparativamente con 1810 donde los únicos a los que se les permitía opinar era a unos pocos, y donde las provincias eran menospreciadas, porque el poder económico del puerto solo estaba en Buenos Aires, esto continuó de manera muy similar llegado los 100 años de la Revolución. Porque si bien el número de personas viviendo tanto en Buenos Aires como en todo el país era mucho mayor que un tiempo atrás , mediante el uso de otros métodos (voto cantado entre otros), las oportunidades de participación y opinión seguían siendo escasas o nulas .Llegada nuestra época se ha avanzado notablemente con medidas orientadas a la inclusión de todos los ciudadanos, como lo fueron la Ley Sáenz Peña y el trabajo del peronismo para incorporar al sistema a las masas y permitir el voto femenino.
Inclusive los derechos de los habitantes de este suelo son muy superiores a los que poseían los que vivían en 1810 donde la esclavitud y el uso y abuso de los indígenas eran moneda corriente.
Los grandes inconvenientes y piedras en el camino que le pusieron a Moreno cuando quiso crear una Constitución llegaron a su fin en 1853 con la sanción de la Constitución de la Confederación Argentina y posteriormente a la Batalla de Pavón de 1861 se extendería a todo el país.
Esta Constitución, documento de vital importancia para el Dr. es la que sentaría las bases y los lineamientos generales del futuro de nuestro país, aquello por lo que luchó tan apasionadamente se cristaliza 42 años después de su muerte.
En cuanto a los festejos del Centenario en donde se realizó una inversión digna de los países mas acaudalados del mundo.
En ese momento la oligarquía y los dueños de la mayor parte de nuestro territorio se referían a nuestro país como el “granero del mundo”, debido al gran nivel de exportaciones y recaudación que existía. Creo que Moreno diría que si, que era un granero, pero un granero muy chico, granero de unos pocos que acumulaban capital y agrandaban aun más las brechas que existían entre ellos y el resto de la gente, la gran mayoría, siempre los más perjudicados que, si bien eran la fuerza de trabajo y el empuje para esa acumulación, solo veían migajas. Y que, de acuerdo con Rousseau, diría que habían sido engañados para entrar a la sociedad civil en donde estos hombres abusaban de ellos.
Diría que en estos festejos, los actuales, los de los 200 años vería contrastes, contrastes en los festejos de la oligarquía porteña, en el Teatro Colón, con los acaudalados y personajes de la farándula adentro, y el resto de la gente afuera como observando la fiesta de unos pocos, pero por otro lado hubo otros festejos, festejos más populares, festejos que inundaron la Plaza de Mayo de gente, sin banderas políticas ni partidismos sólo como celebración y exaltación de una identidad de país, una identidad que alcanzó los dos siglos.
Una celebración que reunió a la mayoría de los mandatarios de los países de Sudamérica, algunos de los cuales formaron parte del antiguo Virreinato, estaban el presidente de Brasil, de Chile, de Bolivia, de Ecuador y de Venezuela. Demostrando la mancomunión actual que existe entre estos países. A diferencia del principal invitado del centenario, la Infanta Isabel de Borbón, enviada de Alfonso XIII e integrante de la realeza española, realeza que Moreno solo admitía como instrumento para posteriormente lograr la Independencia, que lamentablemente no llegó a ver.
Unos en 1910 realzando a la corona española, tirando “manteca al techo” mientras sus pares morían de hambre en las calles. Otros en 2010 festejando sí y recordando, pero mirando hacia delante y uniéndose con los países vecinos para mejorar el presente de la región sin denostar pero tampoco sin lisonjear a una corona que fue la ideóloga de los primeros abusos en éstas tierras.
Creo que Moreno reprendería severamente y mostraría su disconformismo con los dos Tedeums que se realizaron en este día, ya que si bien destacaría los grandes cambios visibles que existen en las condiciones de vida de los habitantes de este país, consideraría que en otro aspecto no hay grandes cambios, y los dos Tedeums son el botón de muestra, ya que en el realizado por el arzobispo de Buenos Aires en la Catedral asistió el jefe de Gobierno y a otro, realizado en Luján, la Presidente.
Esta “muestra” no es sino una más de los desencuentros y rivalidades que existen entre estas dos figuras políticas tan importantes, estos conflictos, que mas allá de intereses partidarios responden a los egos de sus protagonistas no hacen mas que provocar rispideces entre los ciudadanos y desvían el foco de lo que realmente importa, que es el bienestar del pueblo, así que en este aspecto, es esta forma de hacer política no estamos muy distanciados de aquellas peleas entre Morenistas y Saavedristas, o, viniendo mas acá en el tiempo entre Unitarios y Federales, pero con mucha sangre y mucho sufrimiento en el camino.
El fundador de la Gaceta, aquel que bogaba por la libertad de prensa y en su “Plan Revolucionario de Operaciones” creía que ese medio debía ser usado por el bien del pueblo estaría atónito viendo como los actuales medios de comunicación distan mucho de aquella máxima.
Hoy día estos medios no hacen más que responder a los intereses de sus dueños o acomodarse según les convenga para obtener algún beneficio, si uno toma algún diario de hace unos años atrás vera que los discursos cambian de acuerdo a sus conveniencias y que actualmente están más preocupados en entablar una pelea con el gobierno de turno para demostrar su poder, que en informar y ser objetivo en sus opiniones, porque hoy, tomando en cuenta la masividad y el alcance que tienen tanto los medios gráficos como los televisivos no son solo un medio de información y de opinión de algunos, sino también son formadores de ella y algunos, no todos claro está, han hecho uso y abuso de esa autoridad que tienen para beneficiarse ellos mismos o sus jefes, ya sea a favor o en contra del Estado, esa manipulación de información, con lo valiosa que ella es, hace que hoy en día sea muy difícil encontrar a algún periodista que sea objetivo y que quiera generar conciencia. Por esto es que varios medios han perdido credibilidad y ya la sociedad no cree tan ciegamente como antes lo que ellos le dicen.
Para cerrar poniéndome en la piel de Moreno por un minuto creo que diría algo así:
Este 25 de Mayo se cumplieron 200 años de aquel sueño hermoso que fue la Revolución, si bien en todo ese tiempo mucho agua y mucha sangre corrieron debajo del puente, en lo que hace a la vida de un país, todavía estamos dando nuestros primeros pasos…y les diría a las generaciones actuales que a pesar de muchísimos errores y crímenes que se han cometido en estos dos siglos creo que se ha avanzado notablemente en la formación de esta Republica, pero aún quedan muchísimas más cosas por hacer que las que han sido hechas. Y si bien a esta generación no les toca defender a la patria en tiempos de revolución o de guerra, como me tocó a mí, les toca construirla en tiempos de paz, lo que no es menos importante.


Rima complementaria

El jacobino Mariano
De Chuquisaca venia
Para evitar que los indios
Vivan en la agonía

Que Saavedra era amigo
De Moreno yo no creo
Hacia falta tanta agua
Para apagar tanto fuego

Cuando cumplimos 100 años
Quedo grabado en la piedra
En vez de gritar Moreno
La gente gritaba Saavedra

Hace apenas unos años
Toda esa locura cambio
En lugar del plateado patricio
Hoy aclaman al doctor

Que lindo para Mariano
Ver Sudamerica unida
Con Lula, Piñera y Evo
Junto a Chavez y Cristina

“Pensamientos y escritos sobre el bicentenario de la Revolución de Mayo” Ramirez-Silveti-Paz

Estamos atravesando el año 2010, las condiciones mundiales no nos son favorables, el Fondo monetario Internacional, ya no representa ese gran monstruo ciclópeo que nos esquilmó durante décadas, ahora se encuentra devorando otras economías en latitudes distintas a las nuestras, pero siempre existe la posibilidad de secuelas para la nuestra.

Es el año donde se festeja el Bicentenario de la Patria, ha pasado mucho agua bajo el puente de nuestra historia, la Libertad que hemos sabido conseguir, en algunos aspectos, como lo es la economía, en los últimos años del siglo XX y lo que lleva deshojado este milenio se fue desgastando ya que el flagelo de la miseria golpea las puertas de muchos hogares argentinos, ya que el hombre que no puede ser capaz de decidir su destino y sufre de privaciones básicas no es libre, está esclavo de la miseria.

Decimos que la igualdad es un principio constitucional, que cobija a todo individuo que pise el suelo argentino, pero ni bien salimos de casa a la vuelta de la esquina, podemos apreciar que la realidad es otra, que no somos tan iguales como lo expresa la letra muerta, que es muerta por que no se la cumple.

El sueño de un Estado Republicano se ha hecho realidad, a pesar de tanta oposición, aunque el tiempo pase los traidores a los sentimientos republicanos no se rinden, quizás cambien de trajes, de máscaras, pero en la esencia siguen siendo los mismos, los hemos tenido de todos los colores, de todos los partidos, de todos las ideologías, los hemos sufrido hasta ver a la República desangrarse por las venas de nuestros hermanos desaparecidos.

Pero gracias a Dios, aún estamos de pie, al lado del pueblo, arengando para que no se rindan, que nada los detenga, que debemos seguir construyendo esta Patria que recién ahora parece dar sus primeros pasos en la adolescencia de su vida, a pesar de sus 200 años.

Con gran alegría he podido presenciar los acontecimientos de los últimos días de Mayo, en esta tremenda gesta, donde el pueblo era el principal anfitrión y a su vez agasajado.

Con la participación de todos, sin distinciones de banderías, todos juntos, con esa alegría espontánea que saltaba por los poros de nuestra piel social, donde provincianos y capitalinos se abrazan en un acto de fe y amor, Fe en el futuro que seguimos construyendo y amor por nuestra tierra, por nuestros hijos, por nuestra familia, por nuestros mayores, por nuestros antepasados.
La revolución popular, aparece así como un mito, como el mito moderno por excelencia, el de la redención de la humanidad por su propio esfuerzo, el de la conquista de un paraíso situado ahora en el curso de su propia historia humana, como meta final, inalcanzable de un proceso que sólo a través de conquista alcanza justificación.
El patriotismo es entonces el centro moral del nuevo sistema.
A esto se opone una resistencia a la que no cabría reconocer legitimidad alguna; la reprobación política se duplica frente a ella con la reprobación moral.
En efecto, la legitimidad de la revolución surge de ella misma, de la intrínseca justicia de sus principios, esa justicia que es evidente a la razón y se impone entonces a todos, salvo a aquellos que voluntariamente se ciegan para no reconocerla.
Siguiendo lo planteado por el ginebrino, sostengo la necesidad de romper con las “cadenas” sociales y así recuperar la verdadera libertad.

Lo que otrora, rezara “los pueblos aprendieron a buscar en el pacto social la raíz y único origen de la obediencia, no reconociendo a sus jefes como emisarios de la divinidad, mientras no mostrasen las patentes del cielo en que se les destinaba para imperar entre sus semejantes; pero estas patentes no se han manifestado hasta ahora, ni es posible combinarlas con los medios que frecuentemente conducen al trono y a los gobiernos”, hoy significa pueblos libres condiciendo el timón de sus propios destinos, no solamente en estas tierras, sino en toda Latinoamérica.

De esta forma, el respeto y la obediencia hacia el gobierno debería ser fruto de la propia voluntad de los ciudadanos, los únicos constructores y depositarios del poder, es decir, de la voluntad general.

Patriotismo, libertad, y ciudadanía continental, he ahí la cuestión.

La revolución de 1810 no sólo había remplazado al régimen colonial sino que había transformado profundamente la realidad heredada. Esos cambios, no tardaron en ser negativamente evaluados por quienes los alentaron con la esperanza de convertirse en sus principales beneficiarios. La revolución y la guerra subsiguiente trajeron, pobreza y sacrificio en lugar de la esperada prosperidad.
Cabe pensar que el retorno de la paz podía acelerar la reconstitución de la riqueza ganadera en un sistema de explotación extensiva que no requería grandes inversiones de capital. La eventual recuperación ganadera debió arrastrar consigo a la del comercio, en tanto los productos pecuarios se hallaban destinados al mercado externo.

No fue así porque la revolución había traído una modificación profunda de la relación comercial entre el Río de la Plata y el mundo a través de la libertad de comercio, y los antiguos comerciantes ya no encontraron el lugar que por sus sacrificios de una década creían merecer.

Cuando la recuperación de la producción ganadera se produjo, una nueva economía dominante, había llegado para quedarse, es muy lamentable ver como hoy la economía agropecuaria parece ser de otro planeta o de otro país, no consustanciándose con la causa de los pueblos.

A raíz de colaborar con la organización de los actos y preparativos para los festejos por el 25 de mayo, en esta tarea de pensar estos, no como un “mero formalismo”, sino como una oportunidad de enseñanza y aprendizaje, uno se plantea dos posibles actitudes frente a la crisis: nos quedamos en la queja y nos abatimos o nos ponemos a trabajar juntos para salir adelante.
A casi 200 años de la gesta de un grupo de hombres que – más allá de sus intereses personales, sus defectos y virtudes – se atrevieron a pensar un futuro diferente en un momento difícil, nos cabe la obligación de pensar qué hacemos nosotros hoy frente a las crisis.

¿Nos quedamos en la queja y el abandono o buscamos salir adelante haciendo lo mejor que podemos el trabajo que nos toca?
A diario vemos los conflictos que suceden, muchos de ellos por no sentirse las partes escuchadas. Pero lo que es más grave, esto genera la idea que la palabra "ya no vale".
Cuándo nos encaminamos hacia el bicentenario ¿Qué ejemplos les estamos dando a nuestros jóvenes sobre el valor del diálogo y la escucha? ¿Hacia dónde nos encaminamos? ¿Cuál es nuestro “adelante” común?

El diálogo, los consensos, el trabajo y el respeto a la ley nos ayudarán encontrar ese “adelante” común y a tener esperanzas.

Pero esta no es una esperanza “mesiánica” sino real, con hechos concretos, de personas concretas.

Esto requiere un verdadero compromiso personal y hacernos cargo de nuestro lugar en el trabajo, en la construcción de los consensos necesarios para salir adelante y en la necesidad del respeto a la ley.
También requiere tomar conciencia que generar espacios de diálogo y consensos implica trabajar activamente para ello aplicando, entre otras, las herramientas que nos proveen la negociación y la mediación y que existen profesionales que se han formado para ello.

Es en esta construcción donde está la responsabilidad de quienes trabajamos en promover las herramientas de la mediación, negociación y los procesos en general.
Cuándo nos encaminamos al Bicentenario… ¿Estamos realmente dispuestos a asumir el desafío o nos quedaremos en la queja y el abatimiento?


La respuesta depende de cada uno de nosotros.
Me propongo esbozar algunas consideraciones que me parecen pertinentes a la hora de abrir el debate histórico en el marco del bicentenario.

En primer lugar, advertir que la celebración del bicentenario de la Revolución de Mayo debería acompañarse de una madura conciencia de que nuestra nación no nace el 25 de mayo de 1810, como lo creían aquellos jóvenes entusiastas de la Generación del ´37.
Pero también es necesario reconocer que la Revolución es un hecho histórico relevante y significativo que merece nuestra consideración.

Incluso hoy encontramos numerosas lagunas de conocimiento sobre los personajes destacados de la etapa revolucionaria, lagunas que pueden convertirse, con motivo del bicentenario en objeto de estudio y discusión de los historiadores.

Sin embargo, así como es necesario profundizar nuestro conocimiento de ese periodo, no es posible comprender la historia y la identidad de nuestro país sin remontarnos más allá de 1810.
Hoy, al analizar los textos y discusiones de ese momento, e incluso al observar material de divulgación histórica y textos escolares, es posible distinguir tres tipos de discurso. Por una parte, una “leyenda rosa”, una “leyenda negra” y un tercer modo, más científico, un enfoque histórico capaz de buscar la mayor objetividad posible al abordar su objeto de estudio, historiadores capaces de reconocer la miserias y las grandezas, la complejidad que podemos encontrar en todo período histórico.

En fin dependerá de cada uno seguir construyendo nuestra patria, día a día, así se escribe la historia.

VARIOS FRAGMENTOS TOMADOS DE:
http://www.pensandoargentina.org/profiles/blogs/algunas-reflexiones-sobre-las

"La Patria celebra doscientos años de libertad" Monetti

Hace doscientos años, una luz de libertad y esperanza nacía en el sur del continente americano. Hombres valientes tomaron en sus manos el valiente gesto de pararse frente al invasor y exigir el sagrado derecho de constituirse como un estado soberano, separado y autónomo de los poderes coloniales existentes.
Vientos de cambio soplaban por aquellos años en el joven puerto de los Buenos Aires, donde jóvenes entusiastas pugnaban por cambiar el orden social existente. Sin embargo, tanto entusiasmo chocaba contra otros intereses, tal vez más concretos y visibles, como era el deseo de los terratenientes criollos que buscaban otros mercados para insertar sus productos agrícolas ganaderos. Esta búsqueda de distintos horizontes, donde unos intentaban echar raíces republicanas y libertarias frente a otros intereses, como el de insertar a una nueva nación en el incipiente capitalismo resultaron no solo incompatibles sino marcaron a fuego los siguientes doscientos años de nuestra patria.
O sea, hasta nuestros días convivimos con la misma contradicción.
¿Cuánto se ha hablado de la gesta de Mayo de 1810? ¿Qué hemos aprendido
de ella? Sin dudas podemos afirmar que 200 años de historia nos transforman en una joven nación con responsabilidades de adultos; porque hemos de ser honestos con nosotros mismos y con la historia que nos juzgará de manera implacable, esta celebración nos permitirá recuperar la noción del tiempo transcurrido, no de los conflictos que todavía subyacen en el subsuelo de la patria.
A lo largo del primer centenario, el destino de grandeza con el que habían soñado aquellos hombres fueron variando de acuerdo a quien guiara los destinos de nuestra querida patria. ¿Acaso alguien puede encontrar alguna coincidencia entre Domingo Faustino Sarmiento, Juan Bautista Alberdi y la Generación del 80, con las luchas revolucionarias llevadas adelante por los caudillos federales? Salta a la luz, frente a estos ejemplos, que dos modelos de país ocupaban el mismo suelo. Sin una identidad definida, los conflictos internos recorrieron todo el territorio nacional.


A pesar de esta situación de conflicto permanente, podemos observar distintas realidades que se hacían presentes con la llegada del primer siglo de vida de nuestro país.
Así como millones de europeos dudaban entre Buenos Aires y Nueva York para lanzarse a la conquista de América, la llegada de nuevas corrientes inmigratorias daban cuenta del lugar que tenía Argentina en el contexto internacional de la época y cuales eran las características de los recién llegados, hombres y mujeres que cruzaban el océano hacia el nuevo continente con el ideal de construir una nueva vida e insertarse en la realidad social existente. “La República está en paz. Ninguna nube empaña los horizontes, ningún conflicto amenaza interrumpir las armonías de nuestro crecimiento”, decía en 1910 el presidente Roque Sáenz Peña. “Las rentas crecen sin mermas ni filtraciones, el comercio exterior marca cifras nunca alcanzadas, la corriente inmigratoria supera a las anteriores, las industrias valorizan los productos del suelo, los cultivos se multiplican y el oro afluye como jamás lo hizo, por virtud de nuestra potencialidad”, afirmaba entonces Sáenz Peña.
Sin embargo, estas palabras del Presidente dejaban muchos puntos oscuros quedaban relegados al confín de los vergonzosos silencios que apañan la falsa información.
Hacia el primer centenario las cifras sobre la situación social y económica de nuestro pueblo era desesperante.
El fraude electoral y el bloqueo a la participación política estaban escrito en el correlato legal de la Ley de Residencia (1902) y la Ley de Defensa Social (1910); en dichas leyes el Estado se atribuía el derecho de encarcelar o expulsar del país a todo aquel que pensara distinto o a lo sumo reivindicara un aumento en su salario. Los asesinatos de trabajadores por las represiones en las huelgas o manifestaciones obreras casi formaban parte de la crónica diaria.
La década infame, la llegada del primer gobierno militar, destituyendo al caudillo popular Hipólito Yrigoyen, solo trajeron más de aquellas contradicciones que desembocaron en la rebelión de Mayo de 1810.
La Corona española pasó a manos de la imperial Gran Bretaña. Distintos métodos con los mismos objetivos siguieron oscureciendo nuestro destino de nación libre y soberana.
Frente a tanta ofensa, los cimientos de la patria sublevada emergieron un día para meter las patas en la fuente de la histórica plaza. Ellos, cabecitas negras, descamisados, inmigrantes y extranjeros en su propia tierra llevaron adelante el último grito de justicia y derecho a existir.
De aquellos hombres nacieron nuevos hijos de la patria, siempre con el mismo horizonte, que hicieron frente a las tiranías que una tras otra fueron cimentando más desigualdad, vergüenza y pobreza. Aquellos hombres de Mayo, que buscaban nuevos mercados para enriquecer sus pequeñas y miserables existencias, daban golpes sobre sus propias mortales para terminar de una vez y para siempre con cualquier intento de soberanía popular.
Sin embargo, fue en una madrugada oscura el 22 de Agosto de 1972 en el extremo sur del continente, en una base naval Almirante Zar de Trelew, donde la nueva sangre echaría raíces para dejar en claro que el ideario de ayer seguía presente. En la mazmorras del régimen, dejaría escrito para siempre la consigna que anima a tantos hombres que nunca dudaron de su deber para con su pueblo, Libres o Muertos, jamás esclavos (L.O.M.J.E.) fue el grito de guerra que sacudió nuevamente la tierra para dejar testimonio que las balas y la traición no podrán callar lo que ya está escrito desde los albores de esta joven nación.
A lo largo de su historia, nuestra querida patria se ha transformado en un país que se fue desangrandando como si tuviera deudas pendientes con su propia historia.
Frente a una celebración de trascendencia inmensa como el Bicentenario de aquella gesta de Mayo, es tiempo de ir en busca de nuestro destino de República soberana y concretar el ideal que una vez cruzó para siempre el corazón de tantos héroes y mártires que regaron con su propia vida este suelo en doscientos años de existencia.

“La alegría y la risa, contrastan la realidad” Mazaira




LA GAZETA

SOCIEDAD
por Mariano Moreno.

LA ALEGRÍA Y LA RISA, CONTRASTAN LA REALIDAD –
He luchado fervorosamente por la Democracia, apoyando los valores de Justicia para sostener la igualdad y la libertad en cada ciudadano. Es deber del Gobierno instaurar en el ámbito social una tranquilidad constante, una actitud más comprometida y socialmente participativa.
Si bien los festejos del Bicentenario dejan sus huellas por todos lados. En cada boca, se manifiesta casi con asombro e interés la exposición vista. Sabemos que esta participación intensificada por parte de los ciudadanos puede entenderse como un telón para cubrir la realidad en la que el pueblo argentino está inmerso.
Desde shows en vivo realizados por artistas reconocidos, desfiles representativos de distintos sectores militares, de la integración (representantes de la unión fraternal entre pueblos y la integración de la Argentina con Latinoamérica y el mundo), de automotores y con un desfile central que comenzó desde la Plaza de Mayo y culminó en la Avenida 9 de Julio, narrándose la historia Argentina con más de 2.000 artistas, la masa popular que acompañó cada evento se notó deslumbrada por la estructura puesta en escena y el encanto particular de las sorpresas. Luego del cierre, alrededor de las 20:00hs, en un marco general de festejo y asombro, 200 personalidades cantaron el himno nacional y se bajó el telón con un show de fuegos artificiales.
Al finalizar las actividades llevadas acabo para los festejos del Bicentenario, en un martes impuesto como feriado, la gente retornó a la vida cotidiana y las tareas normales que llevan a cabo cada día del año.
La risa y la alegría que podía verse en sus caras, se disipó con el pasar de los minutos y lentamente el fantasma de la realidad se hizo presente en cada lugar del país.
Mientras comenzaban las críticas a diferentes exaltaciones representativas participantes de la Revolución de Mayo, pudo verse la presión ejercida por el mandato presidencial puesta sobre las figuras militares de aquella época de revolución, y a su vez en el énfasis por quitar de la Historia a Gobiernos de Dictadura Militar, que sin hacer reparo en los hechos, fueron innegablemente parte de nuestro pasado.
Una vez más, dolido por el resultado actual de mi lucha hace 200 años, en la que busqué mediante la Justicia y Democracia, sostener derechos como la igualdad y la libertad, tan importantes para la formación y crecimiento de un país, continúo escribiendo mi nota periodística para luego volver al lugar que me corresponde. Llevándome como consuelo, el anhelo de algunos jóvenes, que aún luchan por una sociedad igualitaria y libre para todos. Comprendiendo la mentira en la que se vive hoy en día y la creciente distancia entre los políticos y el resto de la población. Cuando todos sabemos que la voluntad general no atentaría contra el bienestar del pueblo.
Al menos, puedo declarar por propia vista, en anterior visita a los tiempos de mayo por aquél 1910, que los Festejos del Bicentenario han sido de índole pacífica. Realidad contrastada con aquellos festejos del Centenario en 1910, cuando coincidieron con una creciente conflictividad social que dio lugar a huelgas y protestas sociales reprimidas por la acción policial. Caracterizado todo por la existencia de un estado conservador y elitista, y un sistema de fraude electoral que se deterioraba cada vez más, pero que había servido para mantener en el poder el proyecto político de la oligarquía.

"El Bicentenario y Mariano Moreno" Bichi-Gonzalez-Benitez

Moreno:

Voy a hacer referencia a mis distintos textos de la época de 1810, anhelando ese espíritu, deseando algunos cambios, para que éste bicentenario sea para la reflexión y el cambio verdadero de la sociedad, un cambio profundo que se quiere desde aquellos tiempos, pero es tan difícil de concretar.

Hablábamos de revolución, por supuesto, el país estaba sujetado políticamente a España y era necesario romper cadenas. Por eso cualquier estorbo en ese camino debía ser aniquilado. Eran valiosos y complejos intereses del Estado naciente los que estaban en juego.
Hoy en día hay una clara diferencia histórica con respecto a Mayo de 1810. No existen enemigos, o no solo un enemigo específico, todos somos argentinos y para lograr una patria grande no debemos pelear entre nosotros. El tema es que hay distancias irreconciliables, no hay un mismo objetivo como en aquel tiempo. Ya tenemos la independencia que fue conseguida luego de muchas luchas, no sabemos si total o no, ya tenemos las leyes, un sistema capitalista, una democracia y un pueblo mucho más numeroso, pero nos falta conseguir la sociedad que deseamos. Y la clave es saber ¿cual es el modelo de Patria que queremos construir?
Debiéramos pretender una nación libre, igual, pero ello nos llevaría a concretar lo que tanto desee en ese plan revolucionario, y volver a la lucha y la sangre. Hoy al contrario los representantes de nuestra sociedad pretenden olvidar viejas disputas, como si fuera sencillo, y mirar hacia adelante.
Se acercan momentos claves de reflexión, donde el pueblo debe tomar partido, sin dejarse llevar por los intereses ajenos, debemos intentar formar parte del país y no solo ser espectadores. El bicentenario debería servir para festejar, por supuesto. Pero también para llamarse al silencio y al debate.

¿Qué hemos hecho de aquella Patria anhelada?
Qué errores se han cometido para llegar a un principio de siglo donde las opciones de gobierno sean elegir al menos malo en el marco de una sociedad cada vez más excluyente, más desigual. Todavía tenemos una deuda: que logremos una Argentina sin desigualdad y sin pobreza. Pero para lograrlo tenemos que recuperar ese espíritu revolucionario para romper y cortar con los abusos y la corrupción. Para explicar ésto retomo unas páginas de la Gazeta de Buenos Ayres de aquella época: “No nos haría felices la sabiduría de nuestras leyes, si una administración corrompida las expusiese, a ser violadas impunemente”. Los presidentes no tienen derecho en la sociedad sino en lo que las leyes le conceden, y nada les pertenece si no por la voluntad pública. Teniendo una constitución, un Poder Judicial, para hacer respetar los derechos de todos por igual no son respetados, hay diferentes justicias. Pero el pueblo ya puede ver éstas dificultades y lo que nos respecta ahora es buscar la manera de llegar a concretar un gobierno honesto con otros objetivos, objetivos comunes, de libertad e igualdad dentro de lo que es el sistema económico actual.

Quizá sin darnos cuenta, y dejándonos llevar por la euforia de haber llegado a ser independientes, no nos dimos cuenta que caímos en otra atadura, ya no nos encadenan los extranjeros, es el propio pueblo, la clase dirigente la que encadena a los de pocos recursos, quitándole lo mas sagrado, el derecho al estudio. "Si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce, lo que vale, lo que puede y lo que sabe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte, mudar de tiranos, sin destruir la tiranía".
"Recibámoslo en buena hora, aprendamos las mejoras de su civilización, aceptemos las obras de su industria y franqueémosle los frutos que la naturaleza nos reparte a manos llenas; pero miremos sus consejos con la mayor reserva y no incurramos en el error de aquellos pueblos inocentes que se dejaron envolver en cadenas, en medio del embelesamiento que les habían producido los chiches y coloridos abalorios"
Las “revoluciones” de América latina lo fueron –por completo– respecto de España. Había que expulsarlos del continente que deseaba entrar en la modernidad capitalista.
Se inicia, a partir de ahí, el pacto neocolonial. América latina se transforma en un continente de monocultivo para cubrir a bajos precios las necesidades de las industrias británicas. Inglaterra, taller del mundo, nos dará todas las mercancías que necesitemos. “Millones de pesos puestos en el centro del estado para la fomentación de las artes, agricultura, navegación, etc., producirán en varios años un continente laborioso, instruido y virtuoso, sin necesidad de buscar exteriormente nada de lo que necesite para la conservación de sus habitantes, no hablando de aquellas manufacturas que, siendo como un vicio corrompido, son de un lujo excesivo e inútil, que deben evitarse porque son extrajeras y se venden a más oro de lo que pesan”.
Rousseau tiene el coraje de decirle a los hombres: vuestras artes y vuestras ciencias os han corrompido. Después de haber largo tiempo gemido sobre el envilecimiento y la miseria de los pueblos; sobre la opinión pública que a la fuerza natural daba el nombre de la ventaja brutal, a la franqueza, el de grosería, y a la sensibilidad, el de piedad, él descubre que las artes nos han apartado cada vez más de la naturaleza. Esclareciéndonos sobre los daños de las ciencias y de las artes. Rousseau no quiso desterrarlas de la sociedad, si solo que cambien el objeto, y que se las destine a servir a la debilidad humana, a inmortalizar más que las bellas acciones, a inflamarnos por la virtud, en lugar de dedicarnos por el egoísmo y hacernos infelices, duros y crueles. No hemos tampoco prestado atención a esto que nos deja Rousseau seguimos ciegos a las nuevas tecnologías, sin darnos cuenta que el hombre no necesita todo eso, comprando fuera lo que podría realizar nuestro propio pueblo, dependemos de los países industrializados, en vez de independizarnos, de abastecernos nosotros, seguimos pagando muchas veces mas el precio de lo que saldría producir aquí, solo para el beneficio de unos pocos. Debemos terminar con los monopolios que lo único que traen son más diferencias sociales y sociedades más dominadas.

En la historia siempre se quiso callar a los revolucionarios, a los que quieren la verdadera felicidad de la patria, así como los morenistas arrestados en masa o como los miles de desaparecidos que fueron asesinados acusados de subversivos, solo por conservar el “valioso” poder. Hemos dejado vivir al pueblo aberraciones, en el supuesto nombre de la patria y lo que menos hemos tenido fue un progreso, solo han progresado “económicamente” los dirigentes de los distintos periodos, quizá tecnológicamente, y en muchos temas de derechos humanos también, pero no lo que se esperaba. Solo habría que participar para llegar al cambio de la sociedad, así como se ha levantado todo el pueblo para echar a un mal presidente, que no supo llevar la economía, debiéramos levantarnos como en éste bicentenario para cambiar así también la educación y buscar la igualdad de todos los pueblos, de todos los rincones del país, porque después de 200 años sigue siendo un país de diferentes, de desiguales, donde solo algunos reciben y otros por ignorancia siguen regalando sus vidas, siendo explotados y sin posibilidades de cambiar esa realidad.

“Seremos respetables a las naciones extranjeras, no por riquezas, que excitarán su codicia; no por opulencia del territorio , que provocaría su ambición, no por el número de tropas, que en muchos años no podrán igualar las de Europa; lo seremos solamente cuando renazcan en nosotros las virtudes de un pueblo sobrio y laborioso; cuando el amor a la patria sea una virtud común, y eleve nuestras almas a ese grado de energía , que atropella las dificultades y desprecia los peligros”.

Este es fiel reflejo de un país que se debate en forma permanente entre polémicas y diferencias históricas o circunstanciales como las descriptas. Pero el pueblo dio una magistral demostración de madurez y salió a las calles a celebrar el Bicentenario en paz; y los más de dos millones de asistentes a los actos de la 9 de Julio (Paseo del Bicentenario) entonaron como nunca antes el Himno Nacional. El bien general será siempre el único objeto de nuestros desvelos, y la opinión pública el órgano, por donde conozcamos el mérito de nuestros procedimientos.

"Participación ciudadana en los sucesos revolucionarios" Sgagliardich

En los años previos a Mayo de 1810, cuando tenía una vida terrenal, puedo contarles que en este país la gente, el pueblo (chacareros, pastores, labradores), vivían en casas bastantes simples, con características humildes propias de las necesidades que tenían. Normalmente se compartían los lugares de reunión en una sola habitación, con candelabros a la hora de la cena y algo similar sucedía por las noches, donde se compartía el dormitorio, a veces inclusive hasta con esclavos.
Esta gente de mí época también tenía entretenimientos, como lo eran las pulperías, donde se podía llevar a cabo un juego de naipes con la compañía de algún gaucho que ejecutaba algún instrumento como la guitarra o el bombo.

Pero también estaba la otra sociedad. La que presenciaba de muy cerca los acontecimientos que estaban sucediendo en Buenos Aires. Los que querían llevar a cabo un cambio profundo en el sistema político que imperaba. Y ese era un trabajo que llevaba ya algunos años de conflictos, en los cuales el pueblo entero quería un cambio y solicitaba cada vez con mas fuerza una solución.
Ya no solo los habitantes de Buenos Aires sino también los paisanos en el interior del país deseaban ese cambio, consistente en la renuncia definitiva del Virrey Cisneros y la desvinculación con la monarquía española. Y de acuerdo a la aspiración general del pueblo, fue que se sucedieron días agitados para conseguir la tan anhelada renuncia del Virrey.

No fue una tarea fácil, yo que viví esos acontecimientos en carne propia, puedo dar fé de que la Revolución no consistió solo en firmar un papel. Sino que además de las idas y vueltas dentro del aparato social que se daban en el Cabildo Abierto, lo que más quiero resaltar, en este momento, es la participación del pueblo. Participación que se hizo unánime en todas las regiones del país. No solo en el hecho de movilizarse incluso hasta la Plaza de la República, demostrando una unión en la voluntad de conseguir un cambio político, sino también adaptándose a los cambios que se sucedieron a partir del 25 de Mayo de 1810.
Cambios que no fueron sencillos. Con la creación de la Junta de Gobierno, las medidas tomadas a partir de ese momento fueron muy amplias. Fundamentalmente los empleados de los campos de hacienda tuvieron que adaptarse a la nueva agitación que provocaba la implementación del libre comercio. Otro suceso importante fue la formación de ejércitos. El reclutamiento de los peones no fue tarea fácil, ni para las autoridades, ni para los trabajadores de las estancias que reclutaban. También se establecieron contribuciones extraordinarias.
En fin, todas las clases sociales participaban de alguna manera, directa o indirectamente en la llamada Revolución de Mayo. Participación que puedo tildar, yo que he sido uno de sus impulsores, como la realizada por gente con espíritu de libertad. Gente que tenía deseos de romper con las cadenas que los tenían atado a una colonia extranjera.

Hoy muchos dicen que yo era el fuego que inventó la Patria. Pero si se me permite quiero decir que ese fuego era compartido con cada uno de los habitantes de este país.

Pasaron 200 años y desde el lugar que ocupo en este momento, puedo ver una Argentina muy diferente a la que me tocó vivir en 1810. Algunas de las diferencias tienen que ver fundamentalmente con la forma en que ha sido dirigida esta Nación. Puedo ver que los gobiernos que se fueron sucediendo, en su gran mayoría fueron gobiernos que beneficiaban solo a pequeñas elites. Que las medidas en materia de política, economía, salud y educación, fueron merecedoras de repudio social. Bien les hubiera venido una Revolución por parte del pueblo. Y ni hablar de las dictaduras en las que en algunas se llevaron a cabo tremendas atrocidades sobre la vida del pueblo. En ese sentido, solo puedo rescatar algunos gobiernos, donde se priorizó el bienestar de los trabajadores fundamentalmente en la industria nacional. Y mejor no hablar del enfrentamiento con Chile por la soberanía de Canal Beagle y la trágica guerra en las Islas Malvinas, simplemente errores fatales por parte de los dirigentes.
Pero hay cosas que no han cambiado nada con respecto al 25 de Mayo de 1810. Y me refiero al sentimiento patriótico demostrado por el pueblo entero en los festejos de los 200 años de nuestra Nación.

Puedo observar desde mi lugar como la gente se fue preparando con mucha anticipación para recibir este cumpleaños número 200, preparando diferentes actividades y no solo en Buenos Aires, sino en cada rincón del país.
En éste 25 de Mayo de 2010 he podido sobrevolar la Avenida 9 de Julio y ver como la multitud, de alguna manera, ha podido conocer el resto de su propio país. Asistiendo a locales donde cada provincia ofrecía sus productos (comidas y bebidas regionales) a los transeúntes.
Pude ver como cada argentino tuvo la oportunidad de saber como eran las tradiciones de cada región por medio de exposiciones que mostraban las vestimentas indígenas que son propias de mi época.
También pude observar las grandes reuniones que se hicieron para que la gente disfrute de algún espectáculo musical.

Aunque no pude evitar presenciar algunas diferencias de opiniones entre las autoridades de la Nación. Diferencias que se basan fundamentalmente en la crítica hacia el adversario político. Diferencias que en un día como hoy deberían quedar de lado. Lamentablemente no fue así, pero esto no pudo empañar la alegría que los habitantes de este país deseaban demostrar en el festejo del bicentenario. La gente salió a las calles como lo hizo 200 años atrás y se manifestó pacíficamente. Vi familias enteras, demostrando en cada rincón del país, el orgullo que siente de ser argentino. Compartiendo esa alegría y sentimiento patriótico con sus semejantes de otras latitudes del país.

Todo esta algarabía me lleva a la conclusión de que el hecho de haber sido partícipe de una revolución que significó muchos sacrificios y cambios, han tenido como resultado la confirmación por parte del pueblo de vivir en libertad. Esto es lo que más rescato en estos 200 años. El sentimiento por la Patria donde cada habitante se desarrolla.
Por ende digo que así como algunos dicen que el fuego que había dentro de mí, fue el que le dio nacimiento a esta Patria al mismo tiempo esta Patria se sostiene con el fuego que cada habitante de la misma posee en su interior. Fuego que se demuestra en cada bandera celeste y blanca que se agita en las manos de cada argentino.-

Mariano Moreno (1778 – 1811)


QUISIERA

Quisiera verte un día con tu figura altiva.
Erguida, sobre el caos que tu vida signó.
Que tu vestido níveo no acuse en su blancura,
Ni sangrientos desgarros, ni huellas de dolor.
Para que al verte otros, no sospechen siquiera,
Por el mar de tinieblas que tu vida pasó.

Quisiera que tu cuerpo de magnífica esencia,
Ostente cicatrices, producto del horror.
Para que nunca olvide tu sabia inteligencia,
La angustia que pasaste, y sepas decir: ¡¡NO!!...

Quisiera que tus brazos unan en tu regazo,
A aquellos hijos tuyos con palabra de honor.
Para que juntos puedan subirte nuevamente,
A ese pinto de gloria que el esfuerzo creó.

Que florezca en tus manos otra vez la armonía.
Que juegue a tu reparo la niñez, su dulzor.
Que tus jóvenes sepan, que con esfuerzo digno,
Pueden echar raíces, sin rabias, sin temor.

Que margines por siempre a los sádicos lobos,
Que con pieles de oveja te quieran engañar.
Que sepas alejarte del siniestro veneno,
Portador de miseria, de hambre y necedad.
Para que pueda toda tu extensión dolorida,
Cubrirse, con el manto piadoso de la Paz.

Quisiera verte “Patria”, espartana y altiva,
Enarbolando alto, tu Bandera de amor.
Que se prodigue en fábricas, escuelas, facultades,
Ese caudal de luces que brilla en tu interior.
Y quisiera que sepas, que muchos de tus hijos...
¡Aún gritamos” Presente”...para salvar tu honor!

"¿Qué estamos festejando?" Brandi

Abuelo, ¿qué estamos festejando?, ¿qué es el bicentenario?
Hoy se cumplen doscientos años de que nos convertimos una nación patria.
Y, ¿eso? ¿Cómo se hizo?
Yo tengo el privilegio de haber formado parte de este acontecimiento que nos marcó en la historia para siempre.
Antes éramos colonia de España, eso significaba que dependíamos de ellos en muchas formas, obedecíamos las ordenes impuestas por el rey de España quien tenia acá, en el entonces llamado Río de la Plata gente, que hacía cumplir sus ideas al pie de la letra aquel que no obedecía era castigado.
Todo empezó a cambiar cuando España perdía la guerra con Francia y este que después de meses de batalla salía triunfante y apagando de a poco el poder que tenía España en América.
El pueblo estaba en descontento, había revueltas por todos lados porque tambaleaba el imperio
Fue allí que yo junto a otros importantes partidarios de la independencia a favor de la representación de los hacendados, hice una petición ante el rey de España para que el cabildo fuera nombrado protector del los cabildos del río de la plata, y que se dirigieran siempre a través de el para dirigirse al rey, con lo cual se formó el cabildo abierto el 22 de mayo. Luego de unos días se produjo una convulsión política y social, que hizo que el 25 de mayo de 1810 el rey fuera sustituido. Luego de que fuera sustituido formamos la primera junta, donde buscábamos, que las provincias se unieran y tengan el derecho para que los pueblos puedan elegir sus gobernantes de forma autónoma y con nuevas reglas políticas, se llegue a la libertad de prensa y cultura que cada persona pueda ser libre con igualdad, justicia y educación, yo a lo que aspiraba en ese entonces, y ahora sigo pensando es en el bienestar general del pueblo el cual debe emanar de la voluntad del pueblo, el respeto y la obediencia debe ser fruto de la voluntad de los ciudadanos al nuevo gobierno.

"Imaginemos" Forster

El siguiente texto relata una posible respuesta de Mariano Moreno a aquellos historiadores que dudan de su autoría en el Plan Revolucionario de Operaciones.
“ Pobre de aquellos que no poseen la lucidez para reconocer mi pluma en éstas palabras …”
Grande es la congoja de quien entrega su alma en pos de la obra más digna de su vida, por la cual deja de lado convicciones firmemente arraigadas para poder tener una visión limpia y sin impurezas, para lograr el resultado excelente de tarea encomendada. En mis manos el destino de la Patria, en mi pluma las leyes de la historia, de la libertad de mi tierra. Cómo puede dudarse de la iluminación de la razón, de la vanguardia heredada de autores que acompañaron mi instrucción intelectual, creando en mí las más feroces luchas internas.
Al recibir esta tarea gloriosa, rogué inspiración a los grandes pensadores, vanguardistas, revolucionarios que fueron mis musas junto al enorme honor de ser elegido para guiar la historia de mi Patria amada. Rousseau con su “Contrato Social”, Maquiavelo con “El Príncipe”, entre otros.
Quién más que yo pudo haber escrito lo que muchos saben y callan: “Los pueblos nunca saben, ni ven, sino lo que se les enseña y muestra, ni oyen más que lo que se les dice” Teniendo en mis manos el poder de la comunicación escrita, “La Gaceta”, ¿cómo no iba a utilizar esa herramienta para guiar al pueblo con la ideas necesaria para apoyar la causa?
El hecho de dudar de mi autoría en el Plan es un insulto por demás agravante a mi inteligencia. Cual mago con poderes ilimitados me interné en las mentes de los grandes pensadores que marcaron el destino de la historia.
¿Quién ha podido llevar a cabo una revolución sin medidas drásticas? Sólo pensar en Robespierrre diciendo que: “Una revolución debe gobernar con el terror” o en Saint-Just, podría guiarlos en mis escritos. A los enemigos de la causa no se les debe piedad, ya lo he dicho: “Arroyos de sangre, cortes de cabezas y sacrificios”
Conociendo al Hombre, sabiendo que es hijo del rigor, me es imposible no pensar en el sometimiento para lograr encausar la historia.
¿Cómo no premiar a los delatores por demostrar fidelidad a la causa? La Patria necesita fieles adeptos y quienes no lo fueran serán castigados con la mano más dura de la ley. Esta revolución se ha hecho sin pueblo, es por eso que debíamos adoctrinar a los que entorpeciesen los caminos en el Plan marcados.
Crear al pueblo necesario para esta revolución es una ardua tarea y los minuciosos métodos que he resaltado en el Plan demuestran cuán duro se presentaría.
La coyuntura era perfecta para crear el Plan maestro que daría a la Patria su ansiada libertad. La providencia había puesto a mi disposición las grandes armas de la razón. Mi devoción por la Patria dejó de lado las afirmaciones escandalosas, crudas o crueles que puedan leerse en el Plan.
Hay lanzas que el hombre aún no se ha animado a clavar con la palabra, mientras que se encuentran prisioneras en los pensamientos. La idea de este Plan, liberó las prisiones más oscuras de mi mente, porque allí se encontraba la esencia más recóndita e iluminada a la vez.
Quien alguna vez tenga la honra en su vida de llevar las riendas de la historia, se verá como me he visto yo, enfrentando mis creencias. Alejándome para tener una visión perfecta de lo que vendrá y de cómo conseguirlo.
La verdad es un arma que no todos pueden manejar sin herir o sentirse heridos.
Señores, ¡esto es política! Quien haya leído a Maquiavelo sabe de lo que hablo.
Cuando la moral es vista desde la política, cambia radicalmente su sentido. Ya no se busca la propia gloria, sino la de la Patria y por ella toda la entrega de mi ser he puesto en estas letras.
La Patria necesitaba sustento económico para la revolución, para la conquista de nuevos territorios, para alabar y ensalzar a quienes pudiesen ofrecer provecho a nuestro anhelado fin.
¿Cómo no optar por confiscar las riquezas de los traidores, controlar los empréstitos y las divisas. Asirse la Patria de los fondos necesarios para impulsar las industrias, el comercio y todo lo que nos llevase al progreso?
Sólo he explicado algunos puntos del Plan, para que puedan apreciar en ésta carta que mi espíritu está en cada palabra de documento del que algunos osan dudar fuese de mi autoría. Pobre de aquel que niegue que he dado todo y de tener vida seguiría dando, por mi Patria.




Fuentes : Plan de Operaciones (Mariano Moreno).
Filosofía aquí y ahora , El Plan Revolucionario de Operaciones ( Canal Encuentro – Prof. Pablo Feinmann, Temporada III Bicentenario Revolucion de Mayo).
Texto de profesores de la cátedra.

jueves, 22 de julio de 2010

"Este es el momento de la historia..." Codarin-Rodriguez-Riera




Festejo en Av. 9 Julio

POR MARIANO MORENO
Este es el momento de la historia en donde debemos volver a la Revolución de Mayo vencer la inquina y la traición de los poderosos, de los esclavos de los intereses extra nacionales que sometieron la revolución a sus intereses individuales y al pueblo a la miseria durante 200 años y hoy es el tiempo donde debemos volver a las fuentes. Lograr el bienestar general, consolidar la soberanía, equilibrar la renta nacional entre capital y trabajo proyectar el desarrollo de la industria, electrónica, aeroespacial, de la energía atómica porque de esta forma tendremos una nación fuerte no cuestionada y un pueblo que pueda establecer el rumbo definitivo de su nuestra historia.
En el proceso revolucionario de 1810 el pueblo se encontraba con nosotros, la logia a la cabeza dentro del cabildo con Castelli, Belgrano y yo. En la calle French y Berutti entre otros, movilizando al pueblo
a favor de la revolución. El pueblo quería a los criollos en los lugares más importantes del gobierno, lugar que estaba reservado exclusivamente para españoles.
El pueblo deseaba el desarrollo de talles de producción primaria y de productos terminados para poder elevar el nivel de vida de la población. Esto se vio reflejado en mi plan de operaciones, queriendo expropiar los latifundios improductivos y distribuirlos en parte a los campesinos pobres y otra parte venderlos y desarrollar talleres artesanos (fundición, metalmecánicos, de calzado, etc.)
En 1910 el pueblo durante la presidencia de Figueroa Alcorta estaba sumido en la miseria, la oligarquía terrateniente disfrutando de un poder jamás soñado cimentado sobre la indignidad de la distribución de la renta nacional. En el campo los pequeños y medianos productores estaban preparando la revuelta que luego fue llamada Grito de Alcorta, debido a que al levantar la cosecha y pagar la renta de los campos a los terratenientes no les quedaba sustento para sus familias. En las ciudades los obreros influenciados por las nuevas ideologías traídas por los trabajadores europeos (italianos, españoles, alemanes, etc.) del anarquismo, del socialismo, generaban revueltas y huelgas en todo el país, el delito principal era tratar de organizar un sindicato, no había leyes sociales (leer informe Bialet Massé) las condiciones laborales eran muy malas por ello disminuía el nivel de vida. Las elecciones eran realizadas con voto cantado, donde el pueblo era amenazado por los matones de la oligarquía dominante.
El gobierno de Figueroa Alcorta se vio obligado a aplicar la ley de residencia (expulsión a su país de origen a todo obrero que participara de una huelga o movilización) y el estado de sitio.
El pueblo estaba divorciado de la casta gobernante, nunca en la historia la traición a la Revolución de Mayo se vio reflejada como en el festejo de los 100 años de ella. Al festejo del Centenario asistieron unos pocos, pertenecientes a la oligarquía; el pueblo no festejó, la elite dominante fue quien lo hizo. En este proceso había claramente un eurocentrismo ya que la figura principal del festejo fue la participación de la Infanta Isabel de Borbon. El ideal era llegar a ser como los países europeos, Argentina ingresó en la comunidad internacional como productora de materias primas abandonando su capacidad de producción industrial, esto significa un país para pocos y la miseria de muchos. Esto iba en contra del pensamiento de los jacobinos de la Revolución de Mayo (nuevamente nos remitimos a mi Plan de Operaciones).
Nosotros los revolucionarios y los que defendemos al pueblo percibimos al adversario porque son aquellos que solapadamente o directamente actúan contra los intereses económicos del pueblo, sus libertades y su autodeterminación.
El poder económico tiene una forma hegemónica de hacer creer al pueblo que sus intereses personales son los de toda la nación y que los intereses del pueblo son mezquinos, espurios y populistas. La forma de conseguir esto es concentrando los medios de comunicación a su favor, por ellos es importante una ley de radio difusión que no permita la concentración de los medios en manos de unos pocos, que exista la diversidad de pensamiento, y que no exista la censura de todo aquello que no estén de acuerdo con el pensamiento de estos (ej.: Sietecase, yo no estoy de acuerdo, habría que acallar las voces que no estén de acuerdo con la revolución).
Veo en este Bicentenario levantadas nuevamente las banderas de la Revolución al pueblo participando de las decisiones, movilizándose a favor del decreto 125 que intentó redistribuir el ingreso extraordinario de los patrones del campo, con discusiones paritarias para mejorar los ingresos, con el salario universal que permitió aumentar la matricula escolar en un 25% de jóvenes y niños, la recuperación de empresas del estado, de las cajas de jubilaciones y toda la capacidad de generación de riqueza de la sociedad ser utilizada para incorporar a la población de menores recursos al sistema.
En el festejo del Bicentenario el pueblo fue el que se encontraba en Plaza de Mayo, la heterogeneidad fue lo más visible, la felicidad del pueblo cantando el cumpleaños del país es uno de los hechos más significativos. Mientras los representantes del poder económico no fueron partícipes del festejo popular, ya que se encontraban todos en la reapertura del Teatro Colón, resguardados con vallas para que la chusma no los moleste, con participación de unos pocos y nadie llevaba los colores patrios, ¿bastante similar al Centenario no?, mirando con cierto desdén el festejo público en Plaza de Mayo y en la Av. 9 de Julio, desprestigiándolo y diciendo a través de los medios de comunicación que en este festejo histórico los argentinos están divididos y se encuentran en una situación conflictiva. El protagonista principal fue el pueblo acompañado por los mandatarios latinoamericanos, quienes buscan la unidad del continente, a través de la libertad, igualdad, educación y redistribución de la riqueza, que son los postulados que nosotros levantamos en la Revolución de Mayo y fueron vilmente acallados por los gobernantes de 1910.
El festejo religioso (Tedeum) en la Catedral de Buenos Aires reunió a todo el arco anti popular que existe en la Argentina, empresarios, abogados, religiosos que ven en la redistribución de la riqueza, el aumento del consumo de la población y en la educación masiva y popular el peligro más serio de perder sus privilegios.
Mientras que en el Tedeum de Luján estuvo todo el arco popular que trabaja y puso al país de pie después de la noche triste del neoliberalismo en la Argentina.
Fueron las dos Argentinas que se manifestaron durante estos 200 años, una la Popular, la de la Revolución de Mayo , la que defiende los derechos de los pueblos originarios, la industrial, la popular, la que busca como esencia final la felicidad. La otra, la Elitista la generadora de miserias, de masacres (Campaña del desierto, Patagonia trágica, desaparecidos), defensora de privilegios de minorías y de los intereses externos.
Así pasamos 200 años de nuestra historia, entre apropiadores de la riqueza que genera nuestro pueblo y los idiotas útiles que son sugerentes. Pero en este momento histórico nos hemos vuelto a poner en marcha para terminar con la traición a la Revolución de Mayo.

Mariano Moreno, un acercamiento estudiantil


Nuestra intención fue rescatar del baúl del olvido a un personaje clave de nuestra historia, tan enigmático como intrigante y cuya muerte aún sigue siendo fuente de misterio y sospechas. En el marco de los festejos por el Bicentenario de la Revolución de Mayo, los alumnos del 1er cuatrimestre tenían que realizar un Trabajo Práctico centrado en la figura del Secretario de Gobierno y Guerra de la Primera Junta, Mariano Moreno.

La consigna fue bastante amplia y se buscaba obtener devoluciones de tipo creativas, pudo observarse una gran variedad de trabajos que abarcaban la poesía, la música y la redacción periodística. Decidimos poner al alcance de todos los mejores trabajos.