jueves, 22 de julio de 2010

"Este es el momento de la historia..." Codarin-Rodriguez-Riera




Festejo en Av. 9 Julio

POR MARIANO MORENO
Este es el momento de la historia en donde debemos volver a la Revolución de Mayo vencer la inquina y la traición de los poderosos, de los esclavos de los intereses extra nacionales que sometieron la revolución a sus intereses individuales y al pueblo a la miseria durante 200 años y hoy es el tiempo donde debemos volver a las fuentes. Lograr el bienestar general, consolidar la soberanía, equilibrar la renta nacional entre capital y trabajo proyectar el desarrollo de la industria, electrónica, aeroespacial, de la energía atómica porque de esta forma tendremos una nación fuerte no cuestionada y un pueblo que pueda establecer el rumbo definitivo de su nuestra historia.
En el proceso revolucionario de 1810 el pueblo se encontraba con nosotros, la logia a la cabeza dentro del cabildo con Castelli, Belgrano y yo. En la calle French y Berutti entre otros, movilizando al pueblo
a favor de la revolución. El pueblo quería a los criollos en los lugares más importantes del gobierno, lugar que estaba reservado exclusivamente para españoles.
El pueblo deseaba el desarrollo de talles de producción primaria y de productos terminados para poder elevar el nivel de vida de la población. Esto se vio reflejado en mi plan de operaciones, queriendo expropiar los latifundios improductivos y distribuirlos en parte a los campesinos pobres y otra parte venderlos y desarrollar talleres artesanos (fundición, metalmecánicos, de calzado, etc.)
En 1910 el pueblo durante la presidencia de Figueroa Alcorta estaba sumido en la miseria, la oligarquía terrateniente disfrutando de un poder jamás soñado cimentado sobre la indignidad de la distribución de la renta nacional. En el campo los pequeños y medianos productores estaban preparando la revuelta que luego fue llamada Grito de Alcorta, debido a que al levantar la cosecha y pagar la renta de los campos a los terratenientes no les quedaba sustento para sus familias. En las ciudades los obreros influenciados por las nuevas ideologías traídas por los trabajadores europeos (italianos, españoles, alemanes, etc.) del anarquismo, del socialismo, generaban revueltas y huelgas en todo el país, el delito principal era tratar de organizar un sindicato, no había leyes sociales (leer informe Bialet Massé) las condiciones laborales eran muy malas por ello disminuía el nivel de vida. Las elecciones eran realizadas con voto cantado, donde el pueblo era amenazado por los matones de la oligarquía dominante.
El gobierno de Figueroa Alcorta se vio obligado a aplicar la ley de residencia (expulsión a su país de origen a todo obrero que participara de una huelga o movilización) y el estado de sitio.
El pueblo estaba divorciado de la casta gobernante, nunca en la historia la traición a la Revolución de Mayo se vio reflejada como en el festejo de los 100 años de ella. Al festejo del Centenario asistieron unos pocos, pertenecientes a la oligarquía; el pueblo no festejó, la elite dominante fue quien lo hizo. En este proceso había claramente un eurocentrismo ya que la figura principal del festejo fue la participación de la Infanta Isabel de Borbon. El ideal era llegar a ser como los países europeos, Argentina ingresó en la comunidad internacional como productora de materias primas abandonando su capacidad de producción industrial, esto significa un país para pocos y la miseria de muchos. Esto iba en contra del pensamiento de los jacobinos de la Revolución de Mayo (nuevamente nos remitimos a mi Plan de Operaciones).
Nosotros los revolucionarios y los que defendemos al pueblo percibimos al adversario porque son aquellos que solapadamente o directamente actúan contra los intereses económicos del pueblo, sus libertades y su autodeterminación.
El poder económico tiene una forma hegemónica de hacer creer al pueblo que sus intereses personales son los de toda la nación y que los intereses del pueblo son mezquinos, espurios y populistas. La forma de conseguir esto es concentrando los medios de comunicación a su favor, por ellos es importante una ley de radio difusión que no permita la concentración de los medios en manos de unos pocos, que exista la diversidad de pensamiento, y que no exista la censura de todo aquello que no estén de acuerdo con el pensamiento de estos (ej.: Sietecase, yo no estoy de acuerdo, habría que acallar las voces que no estén de acuerdo con la revolución).
Veo en este Bicentenario levantadas nuevamente las banderas de la Revolución al pueblo participando de las decisiones, movilizándose a favor del decreto 125 que intentó redistribuir el ingreso extraordinario de los patrones del campo, con discusiones paritarias para mejorar los ingresos, con el salario universal que permitió aumentar la matricula escolar en un 25% de jóvenes y niños, la recuperación de empresas del estado, de las cajas de jubilaciones y toda la capacidad de generación de riqueza de la sociedad ser utilizada para incorporar a la población de menores recursos al sistema.
En el festejo del Bicentenario el pueblo fue el que se encontraba en Plaza de Mayo, la heterogeneidad fue lo más visible, la felicidad del pueblo cantando el cumpleaños del país es uno de los hechos más significativos. Mientras los representantes del poder económico no fueron partícipes del festejo popular, ya que se encontraban todos en la reapertura del Teatro Colón, resguardados con vallas para que la chusma no los moleste, con participación de unos pocos y nadie llevaba los colores patrios, ¿bastante similar al Centenario no?, mirando con cierto desdén el festejo público en Plaza de Mayo y en la Av. 9 de Julio, desprestigiándolo y diciendo a través de los medios de comunicación que en este festejo histórico los argentinos están divididos y se encuentran en una situación conflictiva. El protagonista principal fue el pueblo acompañado por los mandatarios latinoamericanos, quienes buscan la unidad del continente, a través de la libertad, igualdad, educación y redistribución de la riqueza, que son los postulados que nosotros levantamos en la Revolución de Mayo y fueron vilmente acallados por los gobernantes de 1910.
El festejo religioso (Tedeum) en la Catedral de Buenos Aires reunió a todo el arco anti popular que existe en la Argentina, empresarios, abogados, religiosos que ven en la redistribución de la riqueza, el aumento del consumo de la población y en la educación masiva y popular el peligro más serio de perder sus privilegios.
Mientras que en el Tedeum de Luján estuvo todo el arco popular que trabaja y puso al país de pie después de la noche triste del neoliberalismo en la Argentina.
Fueron las dos Argentinas que se manifestaron durante estos 200 años, una la Popular, la de la Revolución de Mayo , la que defiende los derechos de los pueblos originarios, la industrial, la popular, la que busca como esencia final la felicidad. La otra, la Elitista la generadora de miserias, de masacres (Campaña del desierto, Patagonia trágica, desaparecidos), defensora de privilegios de minorías y de los intereses externos.
Así pasamos 200 años de nuestra historia, entre apropiadores de la riqueza que genera nuestro pueblo y los idiotas útiles que son sugerentes. Pero en este momento histórico nos hemos vuelto a poner en marcha para terminar con la traición a la Revolución de Mayo.

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